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Desde lo alto de los Valles Calchaquíes, en la prestigiosa zona de Yacochuya Norte, nace este Malbec que refleja el alma del terruño salteño. Cultivado a 2.000 metros sobre el nivel del mar, en suelos areno-pedregosos, con riego por goteo de aguas de deshielo y conducción en espaldera alta, este vino expresa la intensidad y elegancia propias de los viñedos de altura.
La cosecha se realiza de forma manual, en pequeñas cajas de 20 kg, a comienzos de abril, con un rendimiento controlado de 80 qq/ha y una densidad de 3.700 plantas por hectárea. La vinificación se lleva a cabo en piletas de concreto, con levaduras autóctonas, fermentando entre 23 y 26 ºC durante 15 días, seguida de una maceración prolongada de 25 días. El vino realiza fermentación maloláctica de manera natural, lo que aporta suavidad y redondez.
Un 30% del vino madura durante 8 meses en barricas de roble francés de segundo uso, respetando el carácter frutal y auténtico del Malbec sin sobrecargarlo de madera. El resultado es un vino de gran expresión varietal, producido en una edición limitada de 40.000 botellas al año.
Un Malbec de altura, auténtico, intenso y elegante.
VISTA: Presenta un color violeta profundo con reflejos violáceos oscuros, muy típico del Malbec de altura. Limpio y brillante, con una lágrima densa que anuncia buena concentración.
NARIZ: Aromáticamente expresivo y elegante. Destacan notas intensas de frutas negras maduras como ciruelas, moras y cerezas negras, acompañadas por toques florales de violetas típicos de la variedad en zonas altas. La crianza sutil en roble francés aporta capas de cacao, vainilla suave y un leve fondo ahumado.
BOCA: En boca es seco, de cuerpo medio a alto, con taninos finos y bien integrados. La acidez es refrescante y aporta vivacidad, equilibrando la madurez de la fruta. Se perciben sabores a fruta negra fresca, con notas especiadas y un final largo donde reaparecen los recuerdos a chocolate y hierbas andinas. Final largo, persistente y armonioso. Un Malbec que combina potencia y elegancia, con una expresión clara del terroir de altura.
Tataki de ternera: la textura jugosa y el toque de trufa se realzan con la fruta madura y los taninos firmes del vino.
Rabo de toro: la concentración del plato acompaña la profundidad del vino y su final persistente.
Brioche de vacío: el punto graso y meloso del vacío encuentra un contrapunto ideal en la acidez equilibrada del Malbec.
Carnes a la Parrilla: clásico infalible, donde carne y vino se potencian mutuamente.
Mollejas: el tostado de la molleja y la textura crujiente combinan a la perfección con la crianza moderada del vino.
Cod Ravioli: una combinación sorprendente donde la textura del ravioli y el perfil floral del vino generan contraste y equilibrio.
Empanada de carne: sabores tradicionales y jugosos que se complementan con la fruta negra del Malbec y su fondo especiado.